viernes, 2 de diciembre de 2011

Los Beneficios De Crearle Una Rutina Al Bebé

Apenas nacen, los bebés establecen su propia rutina de sueño, comida, cambio de pañal, y vuelta a empezar. Seguramente te dirán o leerás que los bebés deben comer cada tres horas, unos 20 minutos cada vez, y te desesperarás si tu bebé no lo cumple.

Pues debes saber que los niños no son autómatas programados como algunos autores aseguran. Si el bebé necesita dormir más, lo hará, si necesita comer, se despertará pidiendo comida, y es posible que entre algunas tomas lleguen a pasar hasta 6 horas. A los padres esto puede llegar a crearles un estado de angustia por no estar cumpliendo con el programa de las tres horas que les han trazado.

En la realidad, son pocos los bebés que cumplen esa rutina. La mayoría dormirá más o menos, mamará más o menos tiempo. Lo importante es que estés en un estado de tranquilidad, entiendas que esos son los tiempos propios de tu bebé, siempre manteniéndole dentro de unos límites aceptables. Si las horas normales de sueño sin comer se extienden mas allá de las 7-9 horas, y el bebé pierde peso rápidamente, debes consultar con tu pediatra urgentemente.

Para que el bebé comience a cambiar su rutina adaptándola a la del resto de la familia, es bueno realizar algunos rituales siempre a la misma hora y con el mismo orden. De esta manera empezará a descubrir la diferencia entre el día y la noche. Así al cabo del tercer mes aproximadamente, el bebé comenzará a adaptarse a los tiempos de su hogar.

El ritual más importante a cumplir es el irse a dormir (sobre las 21 / 23hs). Éste seguirá un patrón que deberá cumplirse siempre a la misma hora y de la misma forma. Ello ayudará al bebé a estar más sereno, a descansar mejor y a tener menos despertares nocturnos. Es importante que el bebé asocie el sueño con costumbres agradables, ello le facilitará un estado de relajación, confianza, sin temores que le favorecerán tener sueños más tranquilos.

Lo primero que debes hacer es proveerle de un baño relajante. Este momento es especial pues el bebé entra en contacto con el agua caliente y los perfumes de los productos, que le aportan experiencias sensoriales desconocidas hasta el momento. El lugar que elijas para el baño debe ser previamente preparado con una temperatura agradable, y el agua no debe sobrepasar los 37 grados. Para estar siempre seguros de la temperatura te recomendamos que compres algún termómetro especial. La marca Chicco tiene unos con forma de pez que funcionan muy bien y son fáciles de utilizar.

Los movimientos al bañarlo deben ser suaves. Debes hablarle de forma serena, evitando levantar la voz, recuerda que la intención es relajarle y prepararle para un sueño tranquilo.

Finalizado el baño, retira al bebé del agua y envuélvelo con una toalla suave, seca y de ser posible tibia. Las toallas con capucha las recomiendo por su gran utilidad, te permitirán cubrirle la cabeza y las orejas, protegiéndole del cambio de temperatura, en especial si lo llevas a otra habitación.

Una vez en su habitación, previamente aclimatada, lo colocarás sobre el cambiador y lo secarás suavemente, cuidando de no frotar. Repasa muy bien la zona del pañal, los pliegues del cuello, el ombligo, las orejas.
Una vez seco puedes darle un masaje relajante, con ternura, suavidad, transmitiéndole tu cariño y afecto en cada caricia. Puedes ayudarte de un aceite especial para bebés. El masaje crea un lazo especial con el bebé y le genera una sensación de bienestar físico y mental.

Luego del masaje, se le colocará el pañal y antes de cerrarlo, la crema al agua. Luego, suavemente se le vestirá según la estación del año con pijamas gruesos o delgados.

En estos momentos el bebé se encuentra totalmente relajado. Si le das el pecho, durante la noche la hormona responsable de la producción de leche se encuentra más alta, y favorece la relajación del bebé. Algunos bebés llegan a dormirse durante la toma. Los bebés que toman biberón también experimentan este mayor nivel de relajación.

Se puede favorecer al sueño si mientras se lo alimenta, se le cantan canciones de cuna, nanas susurradas y se le arrulla con cariño.

El dormitorio del bebé debe presentar unas condiciones agradables, un nivel de ruidos muy bajo, una temperatura adecuada, una oscuridad apenas salpicada por algo de luz que puede provenir de una luz de noche o una persiana algo levantada para dejar entrar la luz de fuera.

En muchos casos los bebés no duermen en habitaciones aparte, sino en su cuna ubicada en el dormitorio de sus padres. Otros bebés practican el colecho con sus padres. Todas opciones válidas, basadas en decisiones que toma cada familia en función de sus gustos, creencias,  necesidades y posibilidades.

En el caso del colecho, el bebé comparte cama con sus padres, lo que le ayuda a sincronizar su respiración y aumenta su sensación de seguridad, permitiéndole un mayor grado de relajación.

En algunas culturas orientales, como la japonesa, el colecho es algo natural y practicado por casi la totalidad de las familias, mientras que en muchas de las culturas occidentales, como la estadounidense, lo habitual es colocar al bebé en una habitación aparte, controlado a la distancia por un dispositivo electrónico.

El colecho tiene grandes beneficioso para el bebé y para los padres. Una manera de practicarlo sin que el bebé duerma en la misma cama de los padres es colocar una cuna junto a la cama, quitar un lateral, equiparar la altura de ambos colchones y cuidar que no queden huecos por donde el bebé se pueda colar, si es necesario,  se debe atar la cuna a la cama. Sería una especie de cuna sidecar.

Si la rutina arriba descripta se mantiene, al cabo de pocos meses el bebé comenzará a saltarse las tomas de la noche, primero una y luego sumará otra, dormirá más y mejor, y alrededor de los 4 meses tendrá sueños nocturnos de 7 hs seguidas. Es posible que algunos bebés establezcan la rutina antes o después y sea de más o menos horas.

Si tienes dudas al respecto de este u otros temas relacionados consulta con tu pediatra.

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