El MÉTODO CANGURO se basa en el contacto permanente piel con piel entre la madre y el recién nacido, con lo que se consigue una serie de importantes beneficios, entre ellos la lactancia materna, esencial para el bebé. Se trata de NO SEPARAR A LA MADRE DEL RECIÉN NACIDO. En el caso de los bebes prematuros, su aplicación es aun más valiosa. Los estudios realizados en recién nacidos, demuestran que el contacto piel con piel obtiene mejores resultados que la incubadora. En contacto con sus madres, los bebés mantienen mejor su calor corporal, están más calmados, respiran mejor y tienen el pulso más estable.
Sorprendentemente, cuanto menor es el peso del bebé —hasta 1200 gramos—, más estable se mantiene mientras se le tiene piel con piel y más inestable en la incubadora.
El desarrollo del cerebro del bebé necesita el contacto piel con piel, ser abrazado y llevado en brazos, además de contacto visual para que su sistema nervioso se forme adecuadamente. Negarle a los bebés este contacto directo, lleva a situaciones de stress que pueden derivar en ADD (déficit de atención), cólicos, problemas de sueño, etc.
La madre mantiene la temperatura de manera más regular (en contacto piel con piel, el pecho de la madre va cogiendo mayor temperatura para calentar al bebé si éste tiene baja temperatura, y también puede bajar la temperatura de la madre si su bebé tiene fiebre). También se favorece la lactancia materna: el contacto piel con piel favorece la producción de leche materna, por lo que el bebé toma esta, excluyendo la leche de fórmula, que está hecha con leche de vaca, diseñada para terneros. La principal proteína de la leche de vaca es la caseína que es tóxica para el estómago del bebé, pudiendo ocasionar alergias.
Los bebés pueden mamar mejor y más a menudo con el método canguro. Esto es muy necesario para propiciar el crecimiento, ya que la capacidad del estómago de un recién nacido es de sólo 5 ml, aumentando hasta 30 ml después de la primera semana de vida. Esto puede saciar durante unos 90 minutos, lo que significa que un bebé tiene que ser alimentado alrededor de cada hora y media, dos o tres horas. Al tenerlo pegado al pecho, el bebé huele la leche y sus instintos más profundos le llevan a mamar, reduciéndose con ello los problemas del establecimiento de la lactancia materna. En caso de que el bebé sea prematuro, el pecho de la madre crea una leche específica para ese bebé. Incluso en caso de gemelos, el pecho produce leche específica para cada uno de los gemelos. La leche materna contiene todos los nucleótidos necesarios para un adecuado desarrollo cerebral y el calostro tiene los anticuerpos necesarios para proteger al recién nacido con total inmunidad. En lo que a la protección se refiere, el bebe obtiene de la leche materna además de anticuerpos, una gran cantidad de elementos que le protegen. Los niños que se alimentaron de leche materna y tuvieron mayor contacto piel con piel, suelen tener menos problemas de salud a largo plazo. En contacto piel con piel, los bebés están más relajados y eso hace que sus hormonas preparen al estómago para una mejor absorción del alimento. Los niños criados con el método canguro pueden engordar hasta treinta gramos por día, tres veces lo que engorda un bebé que se tiene en la incubadora. Esto supone entre otras cosas, estar menos tiempo en el hospital.
Una de las grandes diferencias de tener a un bebé en contacto piel con piel es que llora menos, disminuyendo el nivel de hormonas del stress (somatostatinas) circulando por su cuerpo. Este tipo de hormonas facilita que haya derrames cerebrales, muy habituales en bebés prematuros. Así las conexiones del cerebro crecen de forma adecuada y no determinadas por el estrés. Con el método canguro el desarrollo del bebé es óptimo. Se encuentra seguro, estableciendo rápidamente el vínculo entre madre e hijo (apego), lo que a la larga le supondrá que el bebé reciba una mayor estabilidad emocional. Este vínculo entre el hijo y la madre es la base de las futuras relaciones que construirá el niño.
El método canguro también puede practicarse por el padre en aquellos casos en que la madre por alguna circunstancia no pueda estar con el bebé, el padre se lo coloca como haría la madre.
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